Ciudad de México, 23 de Marzo (SinEmbargo).- El Alcalde de Tanhuato, Michoacán, Gustavo Garibay García, habló con vehemencia, casi con dureza. El político panista hacía el esfuerzo por mantenerse erguido apoyado en un bastón. Con la otra mano sostenía el micrófono. Y fue al grano: “Los presidentes municipales necesitamos seguridad y necesitamos de su apoyo”.
Garibay hablaba el 21 de agosto de 2013, meses después de un atentado al que sobrevivió el 31 de octubre del 2012 y del asesinato, en febrero del 2013, de su secretario del Ayuntamiento.
Uno y otro asunto quedaron impunes y hoy Garibay está muerto. Murió ayer a tiros a las puertas de su casa.
“Van y me exigen dinero, y yo no estoy dispuesto a dárselo a nadie, tope en lo que tope, y si hay algún problema por eso, pues lo seguirá habiendo porque no puedo dar el dinero que es del pueblo”, solía decir Garibay.
Al frente del salón, detrás de la mesa desde la que se presidía la reunión, el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong asentía con la cabeza, con gesto condescendiente.
Garibay concluyó su intervención y cedió el micrófono al Alcalde sentado a su lado, Guillermo Valencia, el hoy depuesto Edil de Tepalcatepec.
El encuentro ocurrió a puerta cerrada en la Casa de Gobierno del estado. Antes de Garibay habían hablado los representantes de los partidos políticos y los líderes de las fracciones parlamentarias del Congreso estatal.
Fue un encuentro largo, de cinco horas. Asistieron 106 de los 113 Presidentes Municipales de Michoacán, los 40 diputados locales y, junto a Osorio Chong, se sentó Jesús Reyna Gacía, en ese momento Gobernador interino.
– Pareciera que nos quieren ver muertos para que nos hagan caso –farfulló Garibay a Valencia, ex presidente de la Cámara de Diputados de Michoacán.
Pero el tono duro, seco y directo de Garibay terminó de agotar el encuentro y Valencia se quedó con el micrófono con la mano.
Eran días en que el foco del gobierno federal y del estado estaba puesto en el alzamiento de los grupos de autodefensa. Vestido con saco oscuro y camisa blanca sin corbata, el Secretario de Gobernación habló:
“Quienes no entiendan que no pueden violar la ley y que no pueden hacer justicia por su propia mano, tendrá que actuar el Estado mexicano”, dijo en ese momento, anterior a la estrategia de acercamiento a los grupos de autodefensa con algunos de los cuales, nuevamente, existe distancia.
Siete meses después, el Secretario Osorio Chongo volvió a tener en su radar al Alcalde Garibay:
“Expreso mi condena por el asesinato del Alcalde de Tanhuato, Michoacán, Gustavo Garibay García”, escribió Osorio en su cuenta de Twitter.
“Me uno al duelo y me solidarizo con su familia. El @GobRep y el Gobierno Estatal estamos trabajando para esclarecer los hechos”.
Los panistas han denunciado que a Garibay le fue retirada la escolta de policías federales con que contó luego de ser baleado y el Secretario del Ayuntamiento de Tanhuato muerto.
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En entrevista realizada ayer en la Ciudad de México, Guillermo Valencia recorre la lista de los seis ediles muertos en Michoacán durante los últimos seis años.
Subraya su amistad con los presidentes municipales asesinados. Recuerda a Fernando Chávez López, quien gobernó Buenavista hasta que murió asesinado a dos cuadras de la Presidencia Municipal, casi frente al cuartel de la policía municipal.
También refiere al Alcalde de Villa Madero, Marcelo Ibarera, muerto frente a su familia en una carretera. O el de Vista Hermosa, Octavio Manuel Carrillo, ejecutado cerca de su casa.
La furia no solo va detrás de los alcaldes en funciones, sino de ex Presidentes Municipales, caso de la ex Alcaldesa de Tiquicheo, María Santos Gorrostieta Salazar, quien había sobrevivido a dos ataques durante su gestión.
“En pocas palabras: ser Presidente Municipal es un trabajo de alto riesgo y lleva consigo la condición de sufrir el acoso de los criminales y, por el otro, la indiferencia de los niveles superiores de gobierno. Este mal trato se agudiza cuando nos atrevemos a levantar la voz.
“El Presidente Municipal es la autoridad más vulnerable. Somos quienes estamos expuestos por una parte a la incomprensión e indiferencia de las autoridades superiores y, por el otro, a las garras de los criminales. Fue más fácil, por ejemplificar con mi caso, quitarme del cargo que darme las garantías para desempeñarlo como acaba de suceder”.
– ¿A qué se refiere con “indiferencia”?
– A que no hacen caso -responde con exasperación. Yo solicité seguridad en reiteradas ocasiones al gobierno del estado y al gobierno federal y nunca me hicieron caso. A mí me consta cómo [la pidió] el Presidente Municipal de Tanhuato en una reunión que se tuvo con el Secretario de Gobernación. Y sé que Gustavo Garibay también planteó la exigencia de seguridad con la Senadora Luisa María Calderón Hinojosa en uno de sus informes de labores.
– Luego de que lo cesaron del cargo, ¿usted se considera más vulnerable?
– Ahora ya ni cuento con los tres policías municipales que estaban asignados a mi cuidado.
– ¿Cuántos de los 113 alcaldes de Michoacán considera usted que están sujetos a amenazas y/o extorsión?
–Esta es una situación que toca a los Presidentes Municipales del centro del estado, de la región purépecha, de los municipios que limitamos con Jalisco o con Guerrero o con Guanajuato. Dudo que uno sólo no esté en peligro. Es una pena que no escuchen ¿Quién devolverá a Gustavo Garibay con su viuda, sus hijos, sus compadres?
– ¿Alguien más reclamó seguridad en la reunión con Osorio Chong?
–Las participaciones del Diputado Oswaldo Esquivel Lucatero y del Presidente Municipal de Santa Ana Maya, Ygnacio López, fueron las más sentidas en la exigencia de seguridad. Y hoy ambos, al igual que Gustavo Garibay, están muertos.